Este poema lo aprendí en 1996 cuando cursaba el cuarto de primaria con Nora Palomino en La Salle de Lima. Revisando mis archivos lo hallé y aqui está.
Margarita, esta linda la mar;
Y el viento
lleva esencia sutil de azahar.
Yo siento
en el alma una alondra cantar:
tu acento.
Margarita, te voy a contar
un cuento.
Este era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha del día,
y un rebaño de elefantes.
Un trono de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita, Margarita,
tan bonita como tú.
Una tarde la princesa
vio una estrella aparecer:
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.
La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso, y una perla,
y una pluma, y una flor.
Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.
Pues se fue la niña bella
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.
Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá:
mas lo malo es que ella iba
sin permiso de papá.
Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.
Y el rey dijo: -¿Qué te has hecho?
Te he buscado y no te hallé,
y ¿qué tienes en el pecho
que encendido se te ve?
La princesa no mentía,
y así dijo la verdad:
-Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad.
Y el rey clama: -¿No te he dicho
que el azul hay que tocar?
¡Qué locura! ¡Qué capricho!
El señor se va a enojar.
Y dice ella: -No hubo intento:
yo me fui no se por qué,
por las olas y en el viento
fui a la estrella y la corté.
Y el papá dice enojado:
-Un castigo has de tener:
vuelve al cielo, y lo robado
vas ahora a devolver.
La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.
Y así dice: “En mis campiñas
esa flor yo se la di,
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mi”
Viste el rey ropas brillantes;
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.
La princesita está bella,
pues ya tiene el prendedor,
en que lucen con la estrella
verso, perla, pluma y flor.
Margarita, está linda la mar,
y el viento,
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento,
Ya que lejos de mi vas a estar,
guarda niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.
Y el viento
lleva esencia sutil de azahar.
Yo siento
en el alma una alondra cantar:
tu acento.
Margarita, te voy a contar
un cuento.
Este era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha del día,
y un rebaño de elefantes.
Un trono de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita, Margarita,
tan bonita como tú.
Una tarde la princesa
vio una estrella aparecer:
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.
La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso, y una perla,
y una pluma, y una flor.
Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.
Pues se fue la niña bella
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.
Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá:
mas lo malo es que ella iba
sin permiso de papá.
Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.
Y el rey dijo: -¿Qué te has hecho?
Te he buscado y no te hallé,
y ¿qué tienes en el pecho
que encendido se te ve?
La princesa no mentía,
y así dijo la verdad:
-Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad.
Y el rey clama: -¿No te he dicho
que el azul hay que tocar?
¡Qué locura! ¡Qué capricho!
El señor se va a enojar.
Y dice ella: -No hubo intento:
yo me fui no se por qué,
por las olas y en el viento
fui a la estrella y la corté.
Y el papá dice enojado:
-Un castigo has de tener:
vuelve al cielo, y lo robado
vas ahora a devolver.
La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.
Y así dice: “En mis campiñas
esa flor yo se la di,
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mi”
Viste el rey ropas brillantes;
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.
La princesita está bella,
pues ya tiene el prendedor,
en que lucen con la estrella
verso, perla, pluma y flor.
Margarita, está linda la mar,
y el viento,
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento,
Ya que lejos de mi vas a estar,
guarda niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.
Rubén Darío
1 comentarios:
waw.....
amo ese poema....
...
... me lo recitaban de pequeño
y lo he vuelto a encontrar.
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