Adiós, Manuel.




Editorial de la Revista De La Salle N° 74, julio 2008.

De mis años en La Salle recuerdo que, cuando niño, iba todas las mañanas a la Capilla del Colegio en la que, junto a otros amigos, rezábamos guiados por la señora Laura. Lo curioso de aquel pasaje que se repetía cada mañana antes de clases es que, propio de mis distracciones de niño salía de mi estado de concentración y veía que, detrás de una de las puertas laterales del altar, un señor de cabello blanco conversaba cada día con alumnos que, suponía, estaban por terminar el colegio. Años después me enteraría de que ese señor se llamaba Hermano Manuel y era el Promotor Vocacional (por aquello de si te daba vueltas en la cabeza el poder servir siendo un hermano de La Salle). Me preguntaba si alguna vez me vería sentado junto a él.

Pasaron los años y, efectivamente, me senté junto al Hermano Manuel aunque no precisamente por temas vocacionales. Nuestro asunto eran los antiguos alumnos y la poco a poco reestructurada “Asociación de Antiguos” a la cual, debo confesar, Manuel le tenía un profundo afecto y por la cual no dejaba preocuparse ninguna semana. Al igual que por los niños de Manos de Dios, la Fraternidad Signum Fidei (sus miembros y obras). Manuel, creo, fue un comunicador nato: al frente de la Revista De La Salle, publicando libros sobre nuestros santos lasallistas, cartas a los jóvenes y maestros (y más tarde e-mails), reflexiones amenas y cercanas, visitando obras, conversando, guiando.

De mis años en La Salle recuerdo, también cuando niño, una canción que cantaban a la salida de la misa en la Capilla. Ya no recuerdo el título pero el coro decía claramente “Adiós quiere decir vaya usted con Dios”.

Esta edición de la Revista De La Salle, que Manuel condujera por tantos años, se la dedicamos agradeciéndole por el camino trazado.




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